5 aplicaciones de las centrífugas y consejos para un manejo seguro

Uno de los imprescindibles en materia de equipo para laboratorio y ensayos clínicos es la centrífuga, que se adapta a procedimientos variados en el ambiente de trabajo. Su finalidad es la de generar movimientos rotatorios que separan los componentes de una muestra para conocerlos por separado, ya sea por decantación o sedimentación.
En la actualidad, existe disponibilidad de diversos tipos de centrífugas que vienen a cumplir propósitos específicos, de acuerdo con la industria o sector. Su uso más frecuente es en laboratorios clínicos, como parte del proceso de separación de sedimentos de muestras líquidas o sólidas; sin embargo, hay diferentes clasificaciones y con varios usos.
Las características de cada equipo se ajustan a los procedimientos que se vayan a llevar a cabo. La centrifugación preparativa, por ejemplo, tiene como objetivo aislar las partículas, mientras que la centrifugación analítica permite a los expertos obtener un estudio aproximado de las propiedades físicas de una muestra, como el peso molecular.
Su funcionamiento es relativamente sencillo para quienes se desempeñan en este rubro, pues se trata de máquinas que operan a través de la inserción de tubos en el rotor. Al ponerse en marcha y ocurrir la velocidad de rotación, estos materiales de laboratorio separan las partículas sólidas de los líquidos y dejan las muestras en los tubos correspondientes. Dicho desprendimiento se producirá según la densidad del elemento.
¿Cuáles son los tipos de centrífugas?
Al hablar de equipo para laboratorio, las centrífugas destacan por su versatilidad, ya que se adaptan a diferentes criterios y según las necesidades específicas de los usuarios. Las hay de gran tamaño, de sobremesa e incluso compactas. En los dos primeros casos, hablamos de aparatos que son fabricados para trabajar con un volumen considerable de elementos; en tanto que las microcentrífugas operan con cantidades mínimas de líquidos.
Las de sobremesa destacan por ser muy fáciles de manejar, puesto que brindan soluciones más amplias; y si bien es cierto que fueron diseñadas inicialmente para espacios amplios, hoy se pueden encontrar en la mayoría de los laboratorios.
Centrífuga refrigerada. Consiste en un material y equipo para laboratorio moderno, útil y de alta demanda para espacios amplios, en laboratorios industriales o centros de investigación, ya que es de gran tamaño y volumen. Hay modelos que operan a partir de bajas y altas velocidades, según la finalidad que se le vaya a dar. Es una herramienta idónea para análisis bioquímicos, físicos, en biología celular y molecular. Resulta de gran utilidad en institutos de donación de sangre de gran escala y para investigaciones avanzadas. Permite sedimentar células y virus, separa los orgánulos subcelulares, aísla las macromoléculas, es un potente compresor y un sistema de enfriamiento.
Centrífuga de sobremesa. Se le conoce comúnmente como centrífuga médica o clínica, su tamaño es reducido y no dispone de un sistema de refrigeración. Suele alcanzar velocidades de 4,000 a 5,000 rpm y es empleada para la separación de grandes partículas, en suspensiones celulares o para la división del plasma en muestras sanguíneas. Esto hace que se le considere un equipo de rigor.
Centrífuga de alta velocidad. Su velocidad promedio oscila entre 18,000 y 25,000 rpm y disponen de compartimientos de vacío cuyo fin es prevenir el calentamiento del rotor. De este modo, la temperatura es mucho más fácil de controlar; además, es el equipo para laboratoriode mayor uso en la actualidad, porque ayuda a separar fracciones celulares.
Microcentrífuga. Su finalidad no es otra que la de manejar muestras mucho más pequeñas y, por lo tanto, se le considera una variación de las clasificaciones anteriores. Por lo general, alcanza velocidades de 10.000 rpm o más y es muy común entre las empresas y laboratorios enfocados en biología molecular.
Usos y aplicaciones
En cualquier laboratorio clínico, las centrífugas son esenciales, debido a que favorecen los procesos de separación de macromoléculas. La sedimentación que realizan estas máquinas permite separar el plasma sanguíneo y el suero en los análisis clínicos. Además, son equipos empleados para el control de calidad en compañías productoras de alimentos y químicos.
En hospitales y laboratorios. Es el sector de más alta demanda y donde se encuentran frecuentemente las centrífugas. Sus propósitos son variados, pero se asocian con el estudio de la sangre, la separación del plasma, la sedimentación a partir de un líquido o sólido, a fin de entender sus propiedades resultantes; así como el análisis de las células presentes en la muestra sanguínea de un paciente.
En centrales químicas y nucleares. Las industrias orientadas a investigaciones moleculares, procesos químicos y físicos también requieren la presencia de las centrífugas en sus laboratorios. Una aplicación frecuente y muy importante es la separación del uranio 235 (un isótopo capaz de provocar una reacción en cadena de fisión nuclear), del uranio 238 (un elemento metálico presente en la naturaleza).
En la fabricación de aceites. Los productores de aceite de oliva, por ejemplo, emplean las centrífugas para separar el contenido graso del fruto del olivo, que es previamente molido y batido. De este modo, se puede apartar el agua, el hueso, la pulpa y otros componentes para obtener solo lo necesario.
En la purificación de bebidas. También se usan mucho en las industrias encargadas de elaborar los jugos envasados, sobre todo aquellos que están hechos a partir de cítricos. Lo que hace la centrífuga, en este caso, es controlar el nivel de pulpa y, por ende, también el pH que llegaría a tener el producto final.
En el sector lácteo. Las centrifugadoras, en conjunto con los butirómetros, también desempeñan un importante rol en el control de calidad ya que permiten cuantificar el grado de grasa o crema presente en la leche.
Recomendaciones que seguir para el manejo de centrífugas
Si planean adquirir uno de estos equipos, es importante que tengan presentes ciertas pautas, no solo para mantener la centrífuga en condiciones pertinentes para su uso diario, sino también para preservar la seguridad de los usuarios:
Nunca deben olvidar cerrar la tapa en el proceso de centrifugado.
Asegúrense de que la superficie de trabajo se encuentre equilibrada.
La carga siempre debe ser proporcional, de manera que deben procurar colocar los tubos repartidos simétricamente, ya que las diferencias de peso en uno u otro espacio pueden ocasionar daños cuando la centrífuga esté en movimiento.
Los tubos deben ser de alta calidad, ya que soportarán un peso considerable cuando sean sometidos a velocidad. En caso de que vayan a trabajar con muestras de sangre o sustancias peligrosas al contacto con la piel, lo mejor es que usen tubos con tapa.
Eviten la corrosión, porque puede afectar no solo al rotor, sino también al resto de los componentes del equipo. Si los materiales se debilitan, la capacidad de rotar a cierta velocidad se irá perdiendo. Para prevenir, es recomendable que comprueben periódicamente que la centrífuga se encuentra en buenas condiciones.
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