Todos los vidrios son iguales
Si hacen memoria respecto a la cantidad de productos fabricados con vidrio que usan a diario, tendrán una gran variedad de respuestas. Esta versátil materia prima está presente en su hogar en diferentes formatos, como en sus ventanas, en los focos de luz, vasos y jarrones; además, pueden encontrarlo en los anaqueles del supermercado, como parte de envases para alimentos imperecederos, equipos de refrigeración, vitrinas y lámparas. Sin embargo, solo como material de laboratorio en Monterrey, en el amplio espectro de consumibles que hacen parte del ejercicio del método científico, es posible entender su importancia en diversos análisis, partiendo de sus propiedades tanto físicas como químicas.
Con esto nos referimos a que, si el recipiente en cuestión va a ser sometido a altas temperaturas, el vidrio debe trabajarse para desarrollar ciertas características específicas para su óptimo desempeño en laboratorio. Esto sería tanto en contacto con fuentes de calor como en la medición de fluidos de manera exacta o, simplemente, con el propósito de que la estructura del instrumento de laboratorio no interactúe con la muestra o sustancia contenida, susceptible a estudio o almacenamiento, alterando sus propiedades.
¿Qué es el vidrio de sosa y cal?
A fin de convertirse en un material para laboratorio en Monterrey que sea confiable, el vidrio debe reunir una serie de requerimientos para ser empleado en la fabricación de distintos consumibles. Uno de los criterios más importantes es que ha de ser refractario, es decir, resistente ante la exposición al calor. Las características del vidrio son variables de acuerdo con su composición; por ejemplo, el vidrio de sosa y cal es sensible a los cambios de temperatura, motivo por el cual se usa de manera limitada en el desarrollo de instrumentos de laboratorio. En su mayor parte, el vidrio de sosa y cal es empleado a nivel industrial para la elaboración de frascos, botellas, vasos, objetos prensados, vidrios planos y soplados, que coinciden en el hecho de que no tienen que ofrecer gran resistencia.
En su composición, presenta entre el 71 y 75% de arena, 12 a 16% de bicarbonato de sodio y entre un 10 y 15% de cal. Es más fácil de fabricar y a su composición base se le añaden otros aditamentos para modificar ciertas propiedades, por ejemplo, se busca incrementar su resistencia química, con lo que se vuelve más duradera o también se puede reducir su punto de ablandamiento para elevar su índice de refracción. De modo que, si bien no es imposible verlo como material de laboratorio en Monterrey, ocupa un lugar más frecuente y constante en otra clase de industrias menos exigentes.
El borosilicato en el laboratorio
Otra variante de esta materia prima es el vidrio de borosilicato, cuya resistencia química es mucho mayor y, por lo tanto, está presente como material de fabricación común para obtener diferentes consumibles de laboratorio. Se distingue por ser muy resistente a las altas temperaturas, al igual que a los cambios repentinos. En su composición es posible encontrar entre 70 a 80% de arena, 7 a 13% de trióxido de boro, entre 4 y 8% de óxido sódico, la misma cantidad aproximada de óxido potásico y hasta un 7% de óxido de aluminio.
Como resultado de sus excelentes propiedades, es el material más frecuente en el proceso de manufactura de instrumentos de laboratorio, dando lugar a matraces aforados, buretas y probetas graduadas. El motivo por el que es tan recomendable en ambientes de análisis críticos es que sus componentes se comportan de un modo bastante particular. El trióxido de bismuto, por ejemplo, debilita la estructura de la red de sílice, reduciendo el punto de reblandecimiento, con lo cual se obtienen propiedades específicas, como baja expansión térmica, alta resistencia dieléctrica, resistencia química y condiciones refractarias óptimas.
Salvando los ejemplos anteriores y sus numerosas aplicaciones, hay otros tipos de vidrio que sirven a distintos propósitos. No podemos olvidarnos de mencionar el vidrio de aluminosilicatos sin boro, que se distingue por su elevada resistencia química y bajo índice de expansión, siendo más fácil de manejar en la fabricación de cierto tipo de material de laboratorio en Monterrey. Puede emplearse en aplicaciones similares, además de ser muy útil para obtener tubos de alto rendimiento en el ámbito militar y para ondas viajeras.
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En El Crisol estamos orgullosos de poder decir que somos una de las empresas especializadas en material de laboratorio en Monterrey, al igual que en muchas otras ciudades de la República Mexicana, de más amplia trayectoria, habiendo logrado afianzarnos en el mercado, siempre con el compromiso de brindarles a nuestros clientes un excelente servicio de compra, un suministro integral de consumibles y equipos. Para ampliar la información acerca de nuestros matraces y cápsulas de Petri, los invitamos a que se comuniquen al teléfono (81) 8123 4220 o al correo monterrey@elcrisol.com.mx.