Seguridad en el laboratorio: uso ideal de los materiales de laboratorio

Para todo científico, estudiante, académico e investigador, las tareas en el laboratorio son quizás la mejor parte de la ciencia o el trabajo, debido a que en este espacio se pueden llevar a cabo de manera práctica las investigaciones, donde se comprueban las teorías, donde se realizan experimentos y se construye de manera visual, gráfica y práctica el conocimiento.

Sin embargo, es necesario considerar que el trabajo en laboratorio involucra el uso de herramientas, equipo, instrumentos, sustancias y otros elementos que deben ser manejados con precaución, de manera responsable y con conocimiento, de  tal forma que se garantice la seguridad de los presentes. De lo contrario, un manejo inadecuado de los materiales de laboratorio podría provocar accidentes, algunos menores, pero otros con consecuencias graves.

El riesgo de provocar incendios, descargas eléctricas, la inhalación de sustancias tóxicas, el derrame de sustancias nocivas, cortaduras, quemaduras, incluso explosiones pequeñas, siempre está presente en un laboratorio, pero con las medidas de seguridad adecuadas y el correcto actuar del personal involucrado, estudiantes, trabajadores y profesores, estos riesgos se pueden minimizar al máximo.

Es por ello que todo laboratorio cuenta con parámetros, lineamientos, restricciones y reglas para su uso, con el fin de evitar accidentes, minimizar al máximo los riesgos y lograr que el trabajo de laboratorio sea una experiencia agradable y segura.

En general, los parámetros y lineamientos para mantener la seguridad en los laboratorios son muy similares en las diferentes compañías, instituciones y empresas que cuentan con estos. Las recomendaciones específicas suelen dividirse en tres grupos: el material y equipamiento eléctrico, las sustancias químicas y los materiales mecánicos.

Por supuesto, antes de estos lineamientos específicos están las reglas generales que suelen ser no beber, comer, fumar, maquillarse o correr, no bloquear las salidas o pasillos y no dejar equipo conectado o en funcionamiento sin vigilancia. También están las recomendaciones de conocer la ubicación de los elementos de seguridad como extintores, alarmas y salidas de emergencia, mantener ordenado y limpio el laboratorio y cerrar las instalaciones una vez que dejaron de ser usadas.

Una de las consecuencias más comunes del uso inadecuado de los materiales de laboratorio son los incendios, que se producen por lo general por sobrecalentamiento de cables, sobrecarga de los conductores, sobrecalentamiento de los termostatos, fugas o descuido en el uso de sustancias inflamables. Las precauciones para evitar este tipo de accidentes son simples: verificar la temperatura del lugar, de los instrumentos, materiales y equipo y dejar de trabajar en caso de que se presente una irregularidad en cualquiera de estos.

Las fallas eléctricas también son un problema común, por lo que se sugiere verificar que las conexiones sean adecuadas, sobre todo la conexión a tierra, ya que muchos de los instrumentos y equipo eléctrico deben ser conectados a tierra, esto con el fin de evitar descargas eléctricas en los aparatos en caso de fallas con la energía. Estas precauciones evitan que se dañe el equipo y al mismo tiempo evita que se produzcan chispas que provoquen un incendio y que los usuarios del equipo reciban alguna descarga.

Los reactivos en sus diferentes presentaciones deben estar almacenados de manera segura y ordenada, en un lugar alejado del laboratorio y de cualquier fuente de incendio, en cilindros o contenedores especiales para cada sustancia o material y en lugares bien ventilados o cerrados, dependiendo del tipo de material. Por supuesto es necesario verificar que no existan fugas en ninguno de los cilindros de contención, en las conexiones de gas y las tuberías de agua.

El manejo de las sustancias es quizás lo más importante en una instalación de este tipo, pues se requiere de conocimiento, prudencia y capacidad para utilizar estos materiales de laboratorio y en el caso de instituciones académicas, se requiere de la supervisión del profesor o docente.

El conocimiento es lo más importante, pues las diversas sustancias reaccionan de manera diferente en distintos ambientes y al ser expuestas, combinadas o mezcladas con otras. Por ejemplo, los ácidos no deben ser expuestos al agua, pues su reacción y los gases que se emiten pueden resultar muy dañinos para quien los inhale. Hay otras sustancias que por sí solas son dañinas y no necesitan ser mezcladas, como el ácido sulfúrico o el ácido clorhídrico.

Por supuesto, muchos de los materiales de contención son hechos de cristal, como las pipetas, probetas y vasos, algunos equipos también tienen partes de cristal, por lo que todas estas herramientas deben ser tratadas con cuidado para evitar que se rompan y puedan causar cortaduras, rasguños o fuga de alguna sustancia.

Finalmente están los cuidados mecánicos, es decir los cuidados al entrar y hacer uso del laboratorio. Es importante que el usuario de un laboratorio utilice ropas de trabajo que se ajuste bien, que evite el uso de corbatas, bufandas, relojes, pulseras o anillos, que se utilice calzado con suela de goma y sin tacones, que el cabello esté recogido, que se utilicen los diferentes protectores, dependiendo de la actividad que se esté realizando y utilizar las herramientas solo para lo que estas fueron diseñadas.

Estas últimas indicaciones pudieran parecer una cuestión menor, sin embargo son muy importantes, pues su atención y seguimiento puede garantizar la seguridad del personal dentro de las instalaciones.

Como se puede notar, los requerimientos para mantener la seguridad al hacer uso de los diferentes equipos, herramientas e instalaciones de un laboratorio son bastante simples, no requieren de esfuerzos mayores, ni son restricciones incoherentes o carentes de lógica. Es importante también elegir bien el equipo y material que se utiliza, los materiales de los que están hechos, las formas de uso y la calidad. Por esto es importante encontrar un buen proveedor de materiales de laboratorio.

Seguir estas indicaciones, reglas y sugerencias puede ser la diferencia entre tener una experiencia desagradable y accidentada o tener una experiencia científica, académica o laboral que provoque interés y ganas de regresar a trabajar al laboratorio.