Limpieza, desinfección y esterilización de instrumentos de laboratorio parte I
Fue en el siglo XIX, cuando Louis Pasteur demostrara la existencia de microorganismos, que se descubrió a las bacterias como las causantes de miles de enfermedades. En ese momento nació la necesidad de mantener limpios los instrumentos que se utilizaban en hospitales para procedimientos quirúrgicos y para hacer cualquier tipo de curación de heridas.
Entonces, la primera sustancia utilizada para limpiar los instrumentos utilizados era el fenol y años más tarde se inventaron los primeros guantes de goma que se hervían antes de utilizarse. Tras cientos de años de investigación y de continuas innovaciones en materiales, hoy en día podemos encontrar desinfectantes desarrollados específicamente para cada material a tratar.
Las tareas de limpieza, desinfección y esterilización son indispensables para que las áreas de trabajo en las que se presenta una alta carga microbiana funcionen correctamente, ya que eliminan los riesgos que representaría la existencia de agentes contaminantes.
El proceso de lavado de materiales de laboratorio para su posterior desinfección, si es ejecutado correctamente, incrementa la seguridad en entornos como la industria bioquímica, farmacéutica y alimenticia. Debido a los riesgos que significaría no contar con procesos de desinfección adecuados, en estas industrias se implementan normas estandarizadas y las tareas que componen el proceso se dejan a cargo de personal que cuenta con la preparación adecuada para desarrollarlas correctamente.
El primer paso hacia una correcta limpieza, desinfección y esterilización es tener claridad respecto a qué se refiere cada uno de estos conceptos. A pesar de que en muchas ocasiones sean tomados como sinónimos, la acción que tienen sobre los microorganismos es distinta y a continuación distinguiremos estos y otros términos que emplearemos cuando ya entremos de lleno a hablar de los procedimientos que se siguen en la limpieza, desinfección y esterilización de los materiales de laboratorio.
La limpieza es el paso inicial en cualquier proceso de desinfección y esterilización y consiste en remover todos los materiales y sustancias que se encuentren adheridos a los objetos que se utilizan en la industria. La limpieza se hace con ayuda de agua, detergente y algunos productos enzimáticos para reducir en 3 o 4 logaritmos la contaminación microbiana. En el caso de que la limpieza no se efectúe correctamente, los procesos de desinfección y esterilización no resultan del todo eficaces, pues la suciedad crea una barrera que impide que los agentes desinfectantes y esterilizantes lleguen a la superficie del material.
Una vez que se han limpiado los objetos se procede a desinfectarlos, procedimiento con el que se reduce en 3 a 5 logaritmos la contaminación microbiana. Con la desinfección se destruyen los agentes contaminantes de formas vegetativas, pero el proceso no tiene acción en esporas bacterianas, por lo que es necesario recurrir a la esterilización.
Su seguridad es de 1 en 1,000, lo que quiere decir que existe la probabilidad de encontrar un microorganismo en 1,000. Con un correcto proceso de esterilización los objetos pueden quedar libres de cualquier microorganismo que se encuentre en estado latente o activo para evitar que cause enfermedades o infecciones. La esterilización reduce 6 logaritmos la contaminación microbiana inicial y tiene una seguridad de 1 en 1,000,000.
La limpieza, como ya hemos mencionado, consiste en retirar los restos de contaminantes y para ello se recurre a un proceso de lavado. Es importante destacar que éste no cumple una función germinicida y que los agentes utilizados para la limpieza deben permitir la reducción de residuos orgánicos, como aceites, grasas, glucosa y proteínas y de residuos inorgánicos, como depósitos minerales y orina de la superficie del material a desinfectar. Por tanto, los agentes de limpieza deben ser tensoactivos y emulsificantes, con lo que tienen mayor superficie de contacto y los residuos quedan suspendidos en el agua sin riesgo de que vuelvan a impregnarse a la superficie.
Además de la elección de un agente de limpieza adecuado es indispensable que se elija correctamente la temperatura de acción, ello depende del material que se va a tratar. En el caso de que el material presente proteínas y glucosa se puede utilizar agua fría, mientras que si se pretende remover grasas, aceites y minerales lo ideal es emplear agua caliente. A continuación presentamos una lista de los agentes de limpieza que se pueden utilizar durante esta parte del proceso:
- Soluciones alcalinas. Actúan sobre la materia orgánica.
- Surfactantes. Inhiben la tensión superficial, por lo que tienen mayor contacto con la superficie y permiten eliminar la suciedad al emulsionarla.
- Estabilizantes. También conocidos como ablandadores, evitan que el agua dura se precipite.
- Abrasivos. Tienen un efecto de pulido en la superficie del material.
- Detergentes enzimáticos. A diferencia de los detergentes comunes, desintegran la materia orgánica. Se pueden encontrar en pH neutro, los que evitan que el material sufra de corrosión, de pH ácido, que remueven sarro, óxido e incrustaciones, o de pH alcalino que remueven aceites y grasas.
El producto elegido debe prepararse según las especificaciones del fabricante y su aplicación al material se realiza cepillando cuidadosamente, especialmente en los espacios reducidos. Posteriormente se enjuaga con abundante agua para eliminar en su totalidad los residuos que hayan quedado del producto y se seca el material utilizando un paño seco. En cualquier caso la persona encargada de realizar la tarea debe contar con equipo de protección en manos, ojos y nariz, ya que los agentes de limpieza pueden llegar a producir irritación. Asimismo, las soluciones preparadas se deben descartar a diario.
En la segunda parte de esta entrada hablaremos de los procedimientos de desinfección y esterilización de materiales de laboratorio y ofreceremos una guía para la elección de los métodos que resultan más convenientes según el tipo de superficie a desinfectar y esterilizar.