La importancia de la formación científica en la educación básica
¿Alguna vez te has puesto a pensar en la importancia de la ciencia en nuestra vida diaria? Es obvio que de una u otra forma los beneficios de esta área del saber han permitido que nuestra calidad de vida aumente en varios niveles. Sin embargo, aunque es sumamente importante la promoción y enseñanza del trabajo científico, se ha vuelto mucho más difícil.
Como comercializadores de equipos de laboratorio es un tema que nos interesa, pues es gracias al desarrollo científico que nuestro trabajo es posible y viceversa. Para comprender algunos de los puntos más importantes de esta problemática, el día de hoy decidimos hacer un breve análisis sobre el estado de la educación científica tanto en las instituciones universitarias como en la educación pública.
Si recordamos nuestros años escolares, sobre todo los que comprendieron a la primaria y secundaria, tal vez recordemos vagamente las prácticas en laboratorio. Si bien cada escuela debe contar con un espacio como este, muy pocas veces son usados para lo que realmente fueron diseñados. Algunas estadísticas han señalado que los equipos de laboratorio en educación básica se deterioran no por el uso constante sino por la poca aplicación que se hace de los mismos. Esta situación está relacionada con la poca capacitación que tienen algunos maestros o el nulo interés en enseñar la ciencia como algo más que fórmulas aprendidas de memoria.
Generalmente, la calificación de competencias por medio de la memorización de conceptos anula cualquier interés que el niño pueda tener por la investigación científica, algo que resulta sumamente lamentable si consideramos que uno de los rasgos más significativos de un científico es la curiosidad y la experimentación. Debido a percepciones erróneas muchos estudiantes perciben la formación científica como algo muy complicado y totalmente ajeno a sus alcances.
Quizás una de las razones por las cuales no vemos el enorme potencial que tiene la investigación científica es porque nosotros mismos podemos llegar a tener una visión limitada de lo que es tocado por esta disciplina. Y es que la ciencia no sólo estudia a los animales, o los humanos, o a un ecosistema en específico. Los equipos de laboratorio son necesarios en industrias tan dispares como lo es la de la alimentación respecto a la de la mecánica automotriz. Incluso, muchos científicos ni siquiera hacen trabajo de laboratorio sino de campo o teórico y eso no significa que no tengan una incidencia en el área experimental, pues uno no puede existir sin el otro.
A veces recalcamos la importancia de apoyar completamente los avances tecnológicos sobre cualquier otra disciplina. Lo que no percibimos es que justamente gracias a las herramientas y descubrimientos realizados por la ciencia, el área tecnológica puede aplicarse en diversos campos de producción, trabajo y actividades rutinarias de todos los humanos.
Sin el trabajo previo en el laboratorio no contaríamos con las medicinas para curar nuestros males. Tampoco podríamos mantener los alimentos en buenas condiciones durante un mayor lapso de tiempo y mucho menos hubiéramos tenido la posibilidad de contar con todas las opciones de transporte mecánico a las que podemos acceder en la actualidad.
Pero el problema no sólo se hace presente por la falta de espacios para fortalecer la educación científica, sino que tampoco hay una infraestructura real en la que los científicos puedan desarrollar sus competencias laborales. En México, la opción más rentable para un estudiante en cualquier área de la ciencia es trabajar en un laboratorio particular o encontrar una plaza en un centro de investigación. Sin embargo, debido a la poca diversidad de posibilidades es que ambos espacios se encuentran sumamente saturados creando un callejón sin salida para todos los interesados en desarrollar una carrera científica.
En ese sentido el apoyo debería venir desde dos ángulos muy importantes: los cimientos de la industria a través de una formación mucho más efectiva y la estructura consiguiente para que cuando los alumnos se gradúen puedan generar una carrera que resulte benéfica tanto en el ámbito profesional como personal. Paralelo a esto, un mejor reconocimiento por parte de la sociedad para tener mayor difusión y compenetración con la población en general se pueden establecer mejores canales para el aprovechamiento de todos los resultados, nuevos métodos de trabajo y estrategias tecnológicas que nos ofrece el trabajo científico dentro y fuera del laboratorio.
Finalmente, el sector científico es un sector económico un tanto desaprovechado, pues si se potencializara de manera adecuada, podríamos darnos cuenta del gran crecimiento que el país podría alcanzar al aprovechar el trabajo realizado por sus intelectuales dentro y fuera del territorio nacional.
Aunque a primera vista pareciera que el ambiente científico está atosigado por un aire de pesimismo, no es así. Afortunadamente contamos con una planta de investigadores comprometidos a poner todo lo que esté de su parte para hacer crecer el alcance tecnológico y de conocimientos, ya sea ayudando a sus alumnos a que alcancen su potencial o invirtiendo en la compra de equipos de laboratorio para que las condiciones de trabajo sean mucho mejores. Si este esfuerzo continúa, aunque de manera más lenta, seguramente no estamos lejanos a un futuro prometedor en el que podamos aprovechar al máximo nuestro potencial científico.
Esperamos que esta reflexión haya sido de tu interés y en próximos artículos trataremos de profundizar un poco más en estos temas tan importantes para nuestra comunidad comercial. Si quieres compartir con nosotros tus impresiones sobre el post o trabajar en un pedido de equipamiento para laboratorios, puedes contactarnos en el siguiente link.
¡Hasta la próxima!